a conseguido
que su Hidalgo se desquicie. Aquellos hermosos días en los que ambos
disfrutaban de su estrenado enamoramiento, cuando el vino despertaba el paladar del amor con su sabor ,y encendía
la pasión con su brillante color rojo , cuando las rosas exhalaban fragancias
que tientan la carne, y que hacían sus espinas sedosas…..,sobraban motivos para
justificar un encuentro entre los dos.
Esos días de vino y rosas han pasado. Sí…,
aquellos días en que descubrían los secretos que escondían tanto ella como él .
No importaba que el otro no fuera perfecto…, todo era gustar e impresionar al otro, y los defectos no se
querían ver. Se hacían confidencias y comentaban todo aquello que les
inquietaba en sus vidas. No existían reproches , todo era armonía,…. qué bonito….
Hace
tiempo todo fué cambiando..…
Ella
reprochaba y criticaba una y otra vez la actitud de él . Decía que no
tenía iniciativa ,que no la apoyaba .
También decía que a él le daba igual
todo , y lo peor….que se avergonzaba de él.
Él no
se cansaba de repetir una y otra vez , que
la apoyaba ,que tenía iniciativa
de sobra .No entendía porque ella se empeñaba en criticar todo lo que hacía ,
cuando lo que quería él era agradarla y no discutir.
Pero el
vino se hizo agrio , y las rosas
pinchaban…., el Hidalgo sintió dolor en su corazón triste e incomprendido, y se
despidió de Dulcinea.
Atrás
quedaban…. días de vino y rosas…..
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