Te miro y estás sentada
sobre la cama de tú dormitorio. Semidesnuda, cubres tú cuerpo tan solo con una
camisa blanca, cuyos botones solo se cierran
en parte, dejando entrever tímidamente parte de la fina piel de tú espalda.
Te rodeas fuertemente el
cuerpo con tú propios brazos, como sí echaras de menos que alguien te abrazara.
Frente a ti ,tan solo una
pared vacía, vacía como un sueño que no ha empezado.
Sola, pareces esperar que
alguien te de cariño, solo eso …y con tú cabeza ligeramente inclinada hacia la
pared, muestras tú humildad, una humildad rica en valores. No pretendes
destacar sobre nadie y escuchas pacientemente el silencio de tú dormitorio, que
es un reflejo de tú vacío corazón falto de amor. Escuchando ese silencio,
esperas el susurro que empiece el sueño,
el sueño en el que alguien te hable al oído y te hable de amor, supliendo esa
camisa blanca que hasta ahora te arropa, y que otros brazos rodeen tú cuerpo,
para que puedas sentir calor, ese calor que desprenden los amantes puros y que
hasta ahora no habías podido sentir en esas largas noches de soledad.
Un día al mirarte ,ya no
me darás la espalda, y podré ver en tús ojos ese sueño que tanto tiempo has
esperado, un sueño que abra la puerta de todos los sentidos, y que te permita
dar la espalda a esa pared vacía…, ya no estarás sola amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario